Desde que nacemos, vamos enfrentándonos a pequeñas y grandes pérdidas. Estas forman parte de la vida y estamos psicológicamente preparados para poder elaborarlas.
Algunas de estas pérdidas pueden ser especialmente significativas, como es el caso del fallecimiento de un ser querido. La reacción que tenemos ante las pérdidas es lo que se conoce como duelo. El duelo es una reacción normal y adaptativa del organismo ante la ausencia de algo o alguien que era especialmente valioso para nosotros.
Por la intensidad del dolor o del malestar emocional propio del duelo, puede existir una tendencia a considerar como patológica ciertas reacciones normales y necesarias que un doliente puede tener ante la pérdida de un ser querido. El duelo no es una enfermedad y no hay nada que podamos hacer para saltarnos este paso.
¿Es normal que me sienta así si estoy atravesando un duelo?
Cada proceso de duelo es único y cada persona vive la pérdida o la separación a su manera. No hay unas emociones estandarizadas o que sean propias al común de los procesos de duelo así como tampoco hay un tiempo establecido en el que esto debe llevarse a cabo.
Las emociones y reacciones (físicas, psicológicas y de comportamiento) que aparezcan en el duelo variarán en función de diferentes variables, como es la relación que existía entre el fallecido y el doliente, las características personales y estrategias de afrontamiento del doliente, el motivo del fallecimiento, el apoyo social percibido por parte del doliente, la edad tanto del fallecido como del doliente o el momento del proceso de elaboración del duelo.
Sin embargo, pese a que cada proceso es único, la observación y los estudios permiten definir una serie de reacciones que son comunes a los procesos de duelo. A diferentes niveles y entendiendo que abarcan aspectos propios de todas las etapas del proceso, podríamos definir como normales las siguientes reacciones:
- Nivel emocional: tristeza, enfado, culpa, soledad, sentimiento de abandono, frustración, alivio, desconcierto, ansiedad, impotencia, embotamiento emocional, bloqueo, anhelo.
- Nivel fisiológico: dolor en el estómago, presión en el pecho, falta de energía, sentir que estoy fuera de la realidad, sensación de ahogo, nudo en la garganta, cansancio y fatiga muscular.
- Pensamientos: incredulidad, búsqueda del fallecido, alucinaciones, búsqueda de respuestas o motivos a la pérdida, preocupaciones, dificultad para concentrarse, recuerdos recurrentes del fallecido.
- Comportamiento: problemas de sueño, pérdida o aumento de apetito, aislamiento, llanto, buscar al fallecido, evitar contacto con todo lo relativo al fallecido, acumular sus objetos y enseres personales, aumento del nivel de actividad.
¿Cómo puedo ayudar a una persona que está en duelo?
Hay veces en las que, ya sea por desconocimiento del proceso de duelo, por la propia dificultad para sostener un malestar ajeno o por cualquier otro motivo, adoptamos unos comportamientos que no solo no ayudan sino que pueden aumentar el malestar del doliente.
Por esto, consideramos importante compartir unas pautas sobre qué hacer y qué no hacer al acompañar en un proceso de duelo.
¿Qué hacer al acompañar al doliente?
Cuando una persona está en duelo, es probable que sienta cierta confusión y rechazo con respecto a sus propias emociones. Por ello, es importante que el acompañante permita y acepte todas las emociones que el doliente presente, sean cuales sean, por muy incomprensibles que puedan parecer desde fuera. Recordamos que son muchas las variables que influyen en las reacciones presentes en el proceso de duelo y la que presente el doliente tendrá sentido para él. Será importante también permitir las vías de expresión de las mismas, sin interrumpir el llanto y acompañando en los silencios.
Si el doliente decide compartir emociones, recuerdos, pensamientos es importante mostrarse disponible, escuchar, comprender y dejar que exprese las veces que sean necesarias sin forzar a que avance a un ritmo diferente del que está presentando. Hablar de nuestras propias pérdidas y de cómo nos adaptamos a ellas puede ser útil, en lugar de hablar de cómo actuaríamos en su situación.
Asimismo, será adecuado ofrecer ayuda concreta, tomar la iniciativa de contactar con la persona y ofrecerle alternativas a la vez que se respeta su intimidad y los momentos en los que elige permanecer en soledad.
¿Qué NO hacer al acompañar al doliente?
A continuación comentamos una lista de comportamientos con los que NO estaríamos ayudando a una persona que está en duelo:
- Decirle al doliente lo que “tiene que” hacer. Transmite incomprensión y sensación de incapacidad, ya que su estado emocional no le permite responder a esa exigencia.
- Intentar que el doliente avance rápido por su proceso de duelo, ocupe su tiempo libre y haga cosas para no pensar. El proceso de duelo conlleva tiempo, paciencia y dolor. Recordamos que es una reacción normal y adaptativa ante una pérdida y será necesario experimentar las reacciones ya comentadas para poder elaborarlo.
- Verbalizar “el tiempo todo lo cura”. En el duelo, el tiempo NO todo lo cura, es necesario un proceso activo por parte del doliente en dónde vaya elaborando la pérdida.
- Decir frases como “sé cómo te estás sintiendo”. Esta frase es falsa, solo el doliente sabe y conoce el dolor que está atravesando y es una respuesta que denota de nuevo incomprensión. En vez de esto, invita al doliente a compartir cómo se está sintiendo.
Si estoy en duelo, ¿cuándo tengo que pedir ayuda profesional?
Si notas que tu malestar es muy intenso, si los síntomas físicos no remiten pasado un tiempo, si tienes sentimientos de culpa muy intensos, si hay una dificultad para llevar a cabo tu rutina habitual, si tienes sensación de inseguridad y desconfianza en las personas de tu entorno y en el mundo en general, si estás abusando de sustancias para calmar tu malestar o si tienes pensamientos de suicidio no dudes en pedir ayuda.
Desde Clasifical psicólogos contamos con un equipo de profesionales que pueden acompañarte en tu proceso terapéutico y en donde puedes encontrar un espacio para que tus emociones puedan ser expresadas.
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